El nitrógeno protege frente al deterioro de los alimentos
El nitrógeno se emplea en muchos ámbitos de la industria alimentaria. Para elaborar bebidas, como el zumo de frutas o la cerveza, debe evitarse un contacto con el oxígeno en las diferentes fases de la producción, ya que ello puede producir infecciones microbianas, así como reacciones oxidativas y enzimáticas, lo que puede afectar a la calidad de las bebidas o deteriorarlas. Este riesgo puede minimizarse o suprimirse utilizando nitrógeno para cubrir los depósitos de producción y almacenamiento. Después de vaciar los depósitos y, antes de volver a llenarlos, estos se vacían a presión empleando nitrógeno y se esterilizan (purga del espacio libre superior).
El envasado de alimentos también se lleva a cabo con frecuencia aplicando gas protector, lo que permite prolongar el tiempo de conservación durante el transporte y hasta el consumo. Envasar los alimentos en una atmósfera modificada de nitrógeno permite conservarlos frescos y en buen estado sin tener que añadir conservantes. Este método MAP (Modified Atmosphere Packaging) se emplea principalmente con alimentos sensibles al oxígeno, como la carne, el pescado, frutos secos, yogur, queso, pastas, pan, ensalada o verduras.
Otro ejemplo de utilización del nitrógeno en la industria alimentaria es la cobertura de cilindros o molinos de chorro, que se emplean para producir alimentos. En los procesos de molienda que se aplican para producir harina y cacao, así como otros alimentos en polvo, pueden producirse igniciones y explosiones, lo que tiene lugar principalmente en combinación con calor de fricción y oxígeno. Estos accidentes pueden evitarse utilizando nitrógeno como gas inerte.
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